- Conectar el simulador de funcionamiento... pero antes debo ajustar el mecanismo de movimiento... creo que el motor de la pierna izquierda fallaba...
Task hablaba consigo mismo mientras caminaba, con la mirada perdida dirigida hacia el suelo. Parecía ignorar todo a su alrededor; incluso llegaba un punto en el que chocaba con alguna esquina, o algún droide ya operativo, que le miraba pasar y negaba suavemente con la cabeza. Como si fuera un caso perdido.
Su única reacción era dar una vuelta, como una peonza, para luego retomar su dirección y su camino. En alguno de sus pasos, pateó una de las llaves de Mia, que en ese momento justo alargaba la mano para alcanzarla. El rostro de Mia pasó de el entusiasmo a la frustración, y de la frustración al enfado.
- Maldito tuercas, ¡mira por donde vas! - gritaba enojada mientra caminaba para recuperar su llave. La nave parecía temblar bajo sus pies. - Solo tiene ojos para sus estúpidos chismes...
El resto de sus palabras se perdieron en un susurro, pero Task seguía ignorando todo. Al fin llegó a su templo: su destartalado taller. Se apresuró a coger todo lo que necesitaba, mientras dabas vueltas por el taller y metiendo todo en sus bolsillos. El pequeño Tutú rondaba por allí, y casi explotó de alegría al verlo llegar. Como único saludo fue una bofetada que lo lanzó volando, que no flotando, a la otra esquina de la habitación. Después se acercó al cajón-litera que guardaba el modelo I-382. Se dispuso a trabajar de nuevo, pero... no recordaba haberla cerrado...
Se encogió de hombros y sus manos abrieron el panel del I-382. Algunos cables estaban por reparar.
Nada le preparó para lo que iba a ver allí. Un nuevo droide, reposaba apagado junto a su creación. Permanecía en posición fetal, y usaba los carísimos sistemas que simulaban a la especie humana, esta vez con la apariencia de una niña. Task jamás soñó con trabajar en uno, ni siquiera verlo: estaban fuera de su alcance en todos los sentidos.
Atrevido, alzó uno de los dedos y lo tocó. ¡Era tan real! Su piel incluso despedía calor, y en su cuello escuchaba el sensor que simulaba un corazón.
El jovén estaba pletórico, ni siquiera se percató de la sonrisa que aparecía en su propio rostro. En seguida, en su mente surgieron las mil y una ideas para copiar y adaptar a sus medios.
Task entrelazó los dedos de sus manos, y estiró los brazos, crujiendo así sus nudillos y empezar a trabajar. Antes que nada debía examinar ese droide ultramoderno que había parado al taller de la nave las estrellas saben cómo. Era un droide bastante menudo, pero parecía tan...real. Si alguien se cruzara con el modelo de droide que tenía ante él, ese alguien diría que se encuentra ante una niña humana. "Cualquiera excepto yo, con mi ojo experto en tecnología" pensó Task con orgullo poniéndose erguido por primeraz vez desde hacía mucho tiempo. Recogió el droide y lo sentó, seguía con los ojos cerrados. Buscó algún resorte disimulado en su nuca, pero allí no había nada.
-Supongo que se activará con una orden hablada. Si, seguro. Interesante. Un momento...
El pecho del droide ascendía y bajaba levemente, como si simulara la respiración humana.
-Está activada la ventilación contra el recalentamiento... entonces debe estar encendido.-dicho esto le abrió un párpado (muy humano, por cierto) e iluminó el ojo abierto con una diminuta linterna que tenía Task sobre su gorra de trabajo. El droide parecía responder ante la luz.
-Veo que tus fotoreceptores funcionan adecuadamente. Saludos, esto...droide. ¿Cual es tu nº de serie?
El droide-niña se restregó los aparentemente somnolientos ojos con las mangas de su ropa y contestó quedamente:
-¿Qué?
Él quedó frustrado. Era un droide muy moderno, podía hacerse pasar por un humano ante cualquiera (excepto a los ojos expertos de Task, por supuesto), pero era bastante lento, quizá no tenía ninguna tarjeta de memoria.
Intentó buscar algunos fallos más. Examinó minuciosamente, y tocó partes que, de ser la niña humana, se habría llevado un guantazo.
Sus ensoñaciones se vieron interrumpidas por la voz mecánica de Tutú, que apareció sobre su hombro:
- ... Jefe... es una humana... es una niña...
La niña gritó al ser toqueteada de aquella manera y, de haber aire en el espacio, se habría escuchado su grito por todo el universo. La mano abierta de Liliam se estampó en la cara de Task creando un sonoro bofetón.
Ahora el que gritaba era él.
Media hora más tarde, Task se golpeaba el pecho, mientras estaba sentado en el suelo. Le dolía la cabeza por la caída, y aquel corazón ya comenzaba a recuperar su ritmo.
- Puñetero cacharro... - mientras se posaba abierta en la zona dolorida del pecho y tosía alguna vez. Activó el comunicador que que colgaba de su oreja, mientras miraba el lugar donde la había estado durmiendo la niña - Faer, tenemos un problema...
Task sí que tenía un verdadero problema. Su problema se llamaba Alian Cradlof.
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