2009/09/18

Parece tan... ¿real?

- Conectar el simulador de funcionamiento... pero antes debo ajustar el mecanismo de movimiento... creo que el motor de la pierna izquierda fallaba...

Task hablaba consigo mismo mientras caminaba, con la mirada perdida dirigida hacia el suelo. Parecía ignorar todo a su alrededor; incluso llegaba un punto en el que chocaba con alguna esquina, o algún droide ya operativo, que le miraba pasar y negaba suavemente con la cabeza. Como si fuera un caso perdido.
Su única reacción era dar una vuelta, como una peonza, para luego retomar su dirección y su camino. En alguno de sus pasos, pateó una de las llaves de Mia, que en ese momento justo alargaba la mano para alcanzarla. El rostro de Mia pasó de el entusiasmo a la frustración, y de la frustración al enfado.

- Maldito tuercas, ¡mira por donde vas! - gritaba enojada mientra caminaba para recuperar su llave. La nave parecía temblar bajo sus pies. - Solo tiene ojos para sus estúpidos chismes...

El resto de sus palabras se perdieron en un susurro, pero Task seguía ignorando todo. Al fin llegó a su templo: su destartalado taller. Se apresuró a coger todo lo que necesitaba, mientras dabas vueltas por el taller y metiendo todo en sus bolsillos. El pequeño Tutú rondaba por allí, y casi explotó de alegría al verlo llegar. Como único saludo fue una bofetada que lo lanzó volando, que no flotando, a la otra esquina de la habitación. Después se acercó al cajón-litera que guardaba el modelo I-382. Se dispuso a trabajar de nuevo, pero... no recordaba haberla cerrado...

Se encogió de hombros y sus manos abrieron el panel del I-382. Algunos cables estaban por reparar.

Nada le preparó para lo que iba a ver allí. Un nuevo droide, reposaba apagado junto a su creación. Permanecía en posición fetal, y usaba los carísimos sistemas que simulaban a la especie humana, esta vez con la apariencia de una niña. Task jamás soñó con trabajar en uno, ni siquiera verlo: estaban fuera de su alcance en todos los sentidos.

Atrevido, alzó uno de los dedos y lo tocó. ¡Era tan real! Su piel incluso despedía calor, y en su cuello escuchaba el sensor que simulaba un corazón.
El jovén estaba pletórico, ni siquiera se percató de la sonrisa que aparecía en su propio rostro. En seguida, en su mente surgieron las mil y una ideas para copiar y adaptar a sus medios.
Task entrelazó los dedos de sus manos, y estiró los brazos, crujiendo así sus nudillos y empezar a trabajar. Antes que nada debía examinar ese droide ultramoderno que había parado al taller de la nave las estrellas saben cómo. Era un droide bastante menudo, pero parecía tan...real. Si alguien se cruzara con el modelo de droide que tenía ante él, ese alguien diría que se encuentra ante una niña humana. "Cualquiera excepto yo, con mi ojo experto en tecnología" pensó Task con orgullo poniéndose erguido por primeraz vez desde hacía mucho tiempo. Recogió el droide y lo sentó, seguía con los ojos cerrados. Buscó algún resorte disimulado en su nuca, pero allí no había nada.
-Supongo que se activará con una orden hablada. Si, seguro. Interesante. Un momento...
El pecho del droide ascendía y bajaba levemente, como si simulara la respiración humana.
-Está activada la ventilación contra el recalentamiento... entonces debe estar encendido.-dicho esto le abrió un párpado (muy humano, por cierto) e iluminó el ojo abierto con una diminuta linterna que tenía Task sobre su gorra de trabajo. El droide parecía responder ante la luz.
-Veo que tus fotoreceptores funcionan adecuadamente. Saludos, esto...droide. ¿Cual es tu nº de serie?
El droide-niña se restregó los aparentemente somnolientos ojos con las mangas de su ropa y contestó quedamente:
-¿Qué?
Él quedó frustrado. Era un droide muy moderno, podía hacerse pasar por un humano ante cualquiera (excepto a los ojos expertos de Task, por supuesto), pero era bastante lento, quizá no tenía ninguna tarjeta de memoria.
Intentó buscar algunos fallos más. Examinó minuciosamente, y tocó partes que, de ser la niña humana, se habría llevado un guantazo.
Sus ensoñaciones se vieron interrumpidas por la voz mecánica de Tutú, que apareció sobre su hombro:
- ... Jefe... es una humana... es una niña...
La niña gritó al ser toqueteada de aquella manera y, de haber aire en el espacio, se habría escuchado su grito por todo el universo. La mano abierta de Liliam se estampó en la cara de Task creando un sonoro bofetón.

Ahora el que gritaba era él.

Media hora más tarde, Task se golpeaba el pecho, mientras estaba sentado en el suelo. Le dolía la cabeza por la caída, y aquel corazón ya comenzaba a recuperar su ritmo.

- Puñetero cacharro... - mientras se posaba abierta en la zona dolorida del pecho y tosía alguna vez. Activó el comunicador que que colgaba de su oreja, mientras miraba el lugar donde la había estado durmiendo la niña - Faer, tenemos un problema...

Task sí que tenía un verdadero problema. Su problema se llamaba Alian Cradlof.


2009/09/14

¿Preparados para el despegue?¿No? No importa. Despegaremos igualmente.

Los tripulantes se reunieron en la sala de reuniones de la nave, aún en tierra. Faer ya servía café, que todos rechazaban con una mueca de asco. ¿Quién en su sano juicio bebería ese anticuado brebaje en nuestros tiempos? ¡Nadie! A Faer no le importó, su sonrisa decía "vosotros os lo perdéis, más para mí"
Task estaba bastante aburrido, jugueteaba con un robot auxiliar, que más bien parecía un diminuto planeta dentro de la nave, pues flotaba como si la gravedad no existiera para él. Task siempre se decía de que debía ponerle ya un nombre, pero de momento era "Tú, pasame los credenciales" o "tú, pasame el holocrón de datos", siempre era tú y tú. Finalmente lo llamó Tutú. Lo mas raro es que era un droide con bastante personalidad, le gustaba hablar mucho, sobre todo de sí mismo, y era extremadamente curioso, quizá debería arreglarlo antes de que se le cruzaran más los cables (literalmente). Actualmente se dedicaba a ayudarle a termninar el modelo I-832, prácticamente, el trabajo que nunca había acabado, y que probablemente, pensaba con pesimismo, nunca acabaría en condiciones.
Mia estaba loca de contenta, la nave se caía a pedazos y no había nada que se le diera mejor y entretenido que reparar cosas. Estaba de un lado a otro, soldando reforzando, apretando...Aunque de vez en cuando se permitía una miradita a Faer, una miradita de odio, por supuesto.
En fin, lo que quiero decir, es que la reunión que se había convocado, era un rotundo fracaso, pues nadie hacía caso a una figura elegante, aunque demasiado joven, que intentaba llamar la atención de todos mediante carraspeos. Al final puso a reproducir de nuevo la microtarjeta de memorias, para ver si la figura de un funcionario (aunque fuera en holoimagen) les hacia prestar atención.
-Saludos, honorables tripulantes al servicio de Lord Hieronymus-todos al ver la imagen de un funcionario del tirano que se había alzado en el poder, se cuadraron, pensando que era en directo, pero rapidamente se dieron cuenta de que era la misma grabación que acababan de ver hace minutos.
El capitán Juuso suspiró, se sentía el responsable de una guardería. El mensaje se reprodujo otra vez hasta el final. De mientras Faer gesticulaba con la boca haciendo una parodia del funcionario.
-...será su nuevo capitán. No se dejen engañar por su apariencia, su corta edad no ha impedido que sea uno de los mayores genios en Navegación y Mando en todos los dominios de su Majestad...
-Normal que sea uno de los mejores de su Majestad, su reinado no lleva ni dos días.-bufó Mia quitandose la suciedad de la cara con una toallita higiénica. El capitán Juuso estaba fuera de sí ante tan poca verguenza.
-¡Silencio!Ahora que he captado vuestra atención, quiero deciros que estéis listos para despegar ¡En seguida! En cuanto a al Misión que nos concierne, os la contaré en órbita.
Se escuchó una carcajada mal disimulada de Faer.
-Disculpe, milord-comenzó diciendo, poniendo un énfasis burlón en lo último-pero le falta un tripulante. Para ser muy bueno deja usted mucho que desear.
-¿Falta uno? ¡Por la Nebulosa de Orión!¿Quién demonios falta?
-Alian Cradlof.
-Traedlo inmediatamente.
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-Liliam no llores por favor, esto no es un adiós, es un hasta pronto-decía Alian a su hija en la rampa de la nave, entre llanto y llanto.
-¡Yo quiero ir contigo, papá!
-Esto es muy peligroso Liliam, entiendelo. Toma estos créditos y tu chip de identidad, busca la casa de tus tíos, sabes donde está ¿Verdad?
-No.
-¡Si lo sabes maldita sea!
-Vale, si.-dijo triste ella.
El hombretón besó a su hija en la frente, y le acarició los cabellos infantiles. Cuando se dió la vuelta el hombretón para marchar hacia el interior de la nave por la rampa, Liliam gritó llorando.
-¡Dile a mi hermano que lo echo de menos!
El padre paró en seco, atravesado por la frase, por la nostalgia de su hijo probablemente fallecido en combate. El se giró lentamente esperando una explicación de su hija. Y ella lo hizo.
-Sé que vas al mismo lugar donde me dijiste que mi hermano se convirtió en una estrella.
-Yo...lo siento, Liliam. Volveré, lo juro.

Alian entró en la nave. Liliam estaba sobre la plataforma, sollozando, azotada por el viento. Se limpió las lágrimas, y miró la rampa aún abierta.

Iría a casa de sus tíos, como le dijo a su padre, pero iría por el camino más largo. Él no le había dicho que no pudiera entrar en la nave. ¿Quién se iba a dar cuenta de ella?